Viajeros, Bagneres de Luchon-Girona



Bagneres de Luchón - Cierp Gaud. 31-07-17. 15 kms.



Todo parece ir según lo hemos proyectado y al minuto siguiente ya no es así. Cualquier alteración puede cambiarlo de manera sustancial. El mensaje por whatsup del Moreno me deja helado. Se había lesionado entrenando hace unos dias y nos mandaba como prueba una foto con un tobillo sin forma, todo hinchado. El esperaba que mejorara pero no había sido así. De manera que de 6 componentes hemos pasado a ser 4 en un corto periodo de tiempo. La baja de otro de los que forman parte del núcleo duro del grupo hace que todo se tambalee y nos cuestionemos el viaje. Ya hubo un primer cambio en nuestros planteamientos de viaje, pero fue algo mas gradual. Keko al final no venía pero ya me había puesto al tanto sobre esa posibilidad que al final se materializó, con lo que ya contaba con esa variable. Son demasiados preparativos, tiempo invertido, compras... ;sin contar con todas las comidas a lo largo del año para hablar del viaje, muchas cañas y gin-tonics han caido para hacerlo posible por lo que después de un pequeño intercambio de mensajes, decidimos continuar con nuestros planes.

La sensación de que algo se te olvida al preparar el viaje no se va nunca. Lo tengo todo desparramado encima de la cama y con la lista en la mano hago las últimas comprobaciones. Aún así, con toda la lista tachada y ya con las alforjas cerradas todavía me asalta alguna duda: 'he tachado esto pero.... ¿lo he metido?' De todas formas la experiencia hace que vea todo de manera mas tranquila. Lo importante estoy seguro que lo he metido. Y tengo a la vista en el pasillo los cuatro bultos esenciales: la bici, el par de alforjas, el saco y la tienda. Solo estoy alterado por el mensaje del Moreno.

Llega la mañana de la salida y todo vuelve a cambiar en un instante. ¡Otro mensaje del Moreno nos confirma que finalmente viene!. El mensaje tiene hora de las 4:00 am, el tío ha notado mejoría durante la noche y que le esperemos. Otro pequeño gesto, mirar el móvil, y todo se da la vuelta otra vez. Al menos esta vez es para bien. No quiero ni pensar la comedura de tarro por la que habrá pasado hasta tomar la decisión de venir.

Nos reunimos de nuevo en el parquing de Aluche. Chema llega en bici y sudando, da la impresión según llega que ha empezado la ruta en Benidorm. Apenas ha dormido y encima ha tenido que hacer una mini etapa desde casa de Keko hasta Aluche. Salimos con Chemi y su furgo rumbo a Bagneres de Luchon, pueblo de inicio de este nuevo viaje que nos llevará por toda la parte sur del Midi-Pirinees rodeando Andorra hasta volver a cruzar la frontera en Puigcerda, ya en la región de Cerdaña, pasando por la región del Ripolles y después por la Garrotxa, y llegar hasta Girona.

Nada que reseñar sobre el viaje, algo pesado. Bagneres está lejos de Madrid y no llegamos hasta bien entrada la tarde. Nos despedimos rápidamente de nuestros simpáticos choferes que salen pitando de
nuevo hacía Huesca. Paramos en un Lidl y nos aprovisionamos para la cena (que no falte el vino y el queso que estamos en Francia) y salimos por buena carretera hacia Cierp de Gaud. Son solo 15 ó 17 kms que nos servirán un poco de etapa inaugural. Ya en Cierp y en frente de su bonito ayuntamiento iluminado localizamos el pequeño camping municipal. Algo común en Francia que haya muchos pueblos con un camping municipal, una magnifica excusa para animar a cualquier viajero a parar en esos pueblos. El incoveniente es que el camping no tiene recepción, hay que pasar por el mairie para registrarse y ya está cerrado por lo que no tenemos acceso a los servicios. Pero tenemos una parcela con hierba para acampar. ¿Que mas queremos?

Cenamos ya sin luz y con nuestros vecinos de camping charlando o dando un pequeño paseo antes de dormir. Mañana ya tenemos una etapa de verdad.

Cierp Gaud - Mauvezin. 1-08-17. 55 kms.






En este grupo todo son debates. Debates sobre que comemos, sobre donde paramos, sobre como organizamos el dia, sobre como cambiamos las decisiones que acabamos de tomar hace unos minutos.... uno se alia con otro para convencer a los demás y ese mismo, al dia siguiente, se alia con los demás para convencer al otro. Como dice Sergio Cobo, para viajar con este grupo es
imprescindible ser graduado en sicologia, no puedes relajarte. Es la gracia y lo divertido de este pelotón. Esta vez el debate es sobre si pagamos el camping. Yo soy partidario de no hacerlo, no hemos usado sus instalaciones, solo la parcela. Pero mis compañeros están al inicio del viaje y todo son buenos sentimientos por lo que soy el único que opina así. El ambiente del grupo esta en lo alto porque hemos encontrado nuestra primera boulangerie en Francia y nos hemos metido una sobredosis de azúcar que ha dejado nuestro cerebro con un buen chute de endorfinas. La fama de los croissants franceses son merecidas. Pero, como comprobaremos en todas las boulangeries donde paremos en adelante, las demás exquisiteces que se encuentran en estas tiendas dejan a cien años luz los croissants. Y no hablemos del pan. Ya puede ser el pueblo pequeño, que si hay boulangerie, tendrán minimo 6 o siete clases todos con una pinta irresistible.


Salimos de Cierp para lo que será nuestra primera etapa de verdad. La carretera es agradable, estrecha, con buen firme y sin apenas tráfico. El verde que nos rodea me sorprende en contraste a lo que ha sido mi paisaje durante todo el año en Madrid o en los quince dias que he pasado en la playa. Mi cerebro agradece el cambio, me refresca el espíritu.

Pronto empezamos a subir el que serà nuestro primer 'Col'. No es duro pero no deja de ser el primer puerto y nos pilla un poco frios. Vamos sobrepasando manchas de hayedos aquí y allá. Se hace
patente lo al Norte que estamos. Al otro lado de los pirineos los hayedos son rarezas y aquí algo común. El cartel indicador del puerto no es muy impresionante (797 mts), pero no dejan
de ser unos 7 kms de subida para ser el primer dia.  La bajada nos lleva hasta el pequeño pueblo de Juzet donde vamos a parar para comer algo de los ibericos que nos encargó Keko y algún sobre de pasta,. Nos paramos en lo que creo que es un albergue con la intención de tomar una cerveza, pero el local esta sirviendo comidas y apenas tiene barra, por lo que decidimos retroceder unos metros para comer en el patio del Mairie (ayuntamiento) que incluso tiene servicios públicos ¡abiertos! y en razonablemente buen uso. Solo este detalle, que ya habiamos encontrado en Cierp, demuestra que la civilización francesa esta a años luz de la española, fomentando el turismo de paso y dedicando un pequeño dinero a una mínima infraestructura que haga que el viajero pare (servicios públicos, camping municipales...) Mientras comemos hablamos que ha sido un error no quedarse a comer en el albergue. Tiene pinta de ser una autentica casa de comidas, no dejan de llegar

trabajadores de los alrededores a comer. En fin, cosas que ocurren. Si alguna vez volvemos a pasar por aquí no lo dejaremos escapar. En el patio del Mairie nos encontramos con dos parejas de franceses que tambien estan de cicloturismo. Llevan hasta sillas en un pequeño remolque en una de las bicis. Gente profesional. Estan haciendo una transpirenaica que les llevará hasta, creo recordar, Cadaqués.


Continuamos etapa. Hemos dejado un puerto para después de comer, un clásico de este grupo. Es lo mejor que se puede hacer: comes y con la modorra te subes un puerto. La carretera sigue siendo agradable, sin mucho tránsito. Nos permite ir disfrutando del paisaje y de la conversación. Pronto llegamos a Aspet donde conseguimos hacernos con un mapa de la región, algo muy valioso que nos permitirá situarnos a nivel general. La pantalla del gps nos muestra una zona demasiado cercana para darnos una idea de por donde vamos exactamente, de los pueblos que hay alrededor, de las posibles alternativas... en Madrid no lo encontramos, internet está haciendo estragos en este sentido y no se venden.  

Aquí vamos a comenzar el segundo puerto propiamente dicho, tampoco es largo, pero este ya tiene porcentajes de verdad. Ya voy con la cabeza metida un poco en el manillar en las primeras rampas después de dejar Aspet, cuando escucho detrás mío una voz femenina saludando a mis compañeros: 'Bon Jour, Bon Jour, Bon Jour', giro un poco la cabeza y no doy crédito a lo que veo; una señora de unos 65 años está adelantandonos  con una facilidad pasmosa, erguida en su vieja bicicleta con ¡cestita! y dando pedales con garbo. No puedo creer lo que veo y me hace pensar que vamos muy mal. Mirando mas detenidamente encuentro la explicación. Su vieja bicicleta es eléctrica y esta superando un 7% de desnivel como si fuera un falso llano. Nos reímos con la anecdota, y admiramos a la señora que utiliza un medio de transporte ideal para conectar su casa con el pueblo: barato, rápido, limpio, práctico... y que mantiene a la señora con una forma y humor envidiables.

Cuando coronamos el cansancio ya se va haciendo notar y el cartel tampoco nos consuela como premio, es una altura modesta (704 mts), pero es tambien un 'Col', no dejarse engañar, lo que pasa es que es mas aparente uno de cuatro cifras.

Nos quedan algo mas de 15 kms, sobre el papel y en la práctica facilitos, y ya estamos deseando acabar, se nos está echando la tarde encima. Llegamos al camping,  coqueto, limpio y muy bien cuidado. La señora que lo lleva nos trae hasta una interprete para darnos información. Tiene los alrededores de la recepción sembrada con figuras hechas con macetas, que le da cierto toque infantil, flores por todos lados y cervezas frías en la nevera. Nos apresuramos a pedir algunas antes de que cierre la recepción y cenamos en una especie de salón social lleno de libros, con cocina, mesas y sillas. Disfrutamos de la velada y otra vez de los ibéricos de Keko y otras viandas que hemos pillado en el camino. Da gusto llegar a sitios así.






Mauvezin de Prat - Massat. 2-8-17.  47 kms. 



Salimos del camping entre despedidas de las señoras que pueblan el camping, camaradas todas de la dueña del camping, y vamos en busca de la boulangerie de guardia para desayunar. Pronto damos con ella y otra vez nos damos el festin de azucar y mantequilla ya acostumbrado y algo de salado.. Llevamos dos días aqui y ya hemos cogido esta pequeña rutina. Otra vez los diferentes bollos deliciosos.



Retomamos estas carreteras estrechas y poco concurridas que tanto nos gustan. Sobrepasamos el chateau del pueblo, un palacio ya un poco ajado, pero imponente en la colina desde donde domina los alrededores. No solo nos gusta la carretera, es que es muy bonita. Vamos en constante aunque suave subida, llegamos a un aeródromo con planeadores (vuelo sin motor) listos para salir, la mañana
soleada con nubes y ligeramente calurosa, nada problematico y muy bucólico. Estamos disfrutando este tramo. Chema y Julio, nuestros hombres media, van hablando sobre hacer un time-lapse mientras montamos campamento en cualquiera de los camping que visitaremos. El efecto en un video, al parecer, quedaría curioso con todos nosotros moviendonos alrededor de las tiendas. Ahí les dejo, mientras últiman detalles, vuelvo a mi pedaleo plancentero y a intentar impregnarme del verde fránces. Todavía tengo muy presente en mi cerebro la sensación agobiante del verano en Madrid.


Llegamos a Saint-Lizier, pueblo turistico con otro chateau dominando el entorno y aparcamos en la plaza donde se está celebrando un pequeño mercadillo. Son pocos puestos pero le dan un toque pintoresco. En uno de ellos incluso estan sirviendo paella, de un amarillo tan chillón que delata que es de mentira y al lado hay un par de chicas dando un pequeño concierto de música caribeña... o brasileña. Muy buen ambiente.


Visitamos la catedral, muy bonita por fuera y un poco austera por dentro, pero cuenta con frescos originales impresionantes y adosada a ella tiene un claustro románico digno de visitar. También nos damos un paseito por el pueblo y subimos hasta el chateau, o mejor dicho el antiguo palacio de los obispos.

Proseguimos un poco mas hasta Saint Girons donde pensamos comer. El pueblo tiene un paseo, pero nada del otro mundo. Lo mas atractivo lo encontramos en los alrededores del Puente Viejo donde encontramos un restaurante barato y con muy buenas vistas: Le Galopin. Allí me como un bistec muy bien cocinado. Se nota que la carne no es de las mas nobles, pero está tan bien aderezada y hecha
a la plancha que me lo devoro con gusto. Es curioso, pero al elegir la carne (tenían de tres tipos, me deje aconsejar por la camarera) te dan a elegir los cortes disponibles por peso. Y según el peso así te cobran. Me pareció bastante honesto.

Reanudamos y nos metemos en un pequeño desfiladero con una carretera preciosa pero infernal. No es que haya un tráfico exagerado, pero nos sorprende lo temerarios que son los conductores. Temerarios con nosotros, adelantando cuando vienen coches de frente, en plena curva, cuando no hay visibilidad, teniendo que abandonar la maniobra a medias y pegados a nosotros, casi tocándonos. Nos ponen de mal humor, pensábamos que la falta de respeto era propia de España, pero la población de aqui debe ser la mas española de toda Francia.

De vez en cuando el tráfico está ausente y nos deja escuchar el rumor del río que llevamos a la izquierda. Victor y yo vamos acariciando la idea de darnos un bañito y paramos en algún punto de la carretera para explorar la posibilidad. A Victor le da prácticamente igual el sitio, da igual lo que haya en las orillas, que el acceso no sea fácil, con que haya un pequeño remanso con suficiente agua le vale. Es montañero y el mas aventurero del grupo. Yo quiero algún sitio con mejor acceso, una playita y sol y sombra. Casi ná. Pero lo encontramos. Debajo de una de las pasarelas o puentes que de tanto en tanto cruzan el rio encontramos playa, sol y sombra.

Nos damos un baño y pronto Julio y Chema se unen. Es irresistible. Moreno no tiene el pié para andar bajando por la ribera, por lo que no lo puede disfrutar. Allí echamos un rato y eso hará que le demos un poco de vidilla a nuestro pedaleo para llegar a Massat. Se está haciendo tarde.

Llegamos a Massat y subimos al camping que está en la zona alta del pueblo. Este camping también es muy agradable, de pequeño tamaño y bastante limpio. Elegimos una parcela con buenas vistas del pueblo y esperamos nuestro turno para sentarnos en un pequeño techado con mesa corrida y bancos. Un paisano del camping nos oye hablar y deja el coche en mitad del camino para hablar con nosotros, con su mujer esperando dentro. Ha pasado la mitad de los veranos de su vida en el sur de España y no deja pasar la oportunidad de practicar su español. Guarda muy buen recuerdo de esa época, cuando el túrismo comenzaba a crecer en España y la dictadura y los pueblos que recibian turistas, se desvivían por cuidar a sus visitantes. Así nos lo cuenta. Encima el tio es un ciclista de los pros, se ha pasado la otra mitad de su vida, cuando no estaba de vacaciones, subiendo todos los cols que hay alrededor y ademas se acuerda de todos.  Su mujer le llama amablemente para que regrese al coche. Yo de mayor quiero ser como este señor, deportista, abierto y viajero.

Otra vez disfrutamos de una buena cena, un buen vinito y muy buen ambiente. Estos campings que estamos visitando son acogedores, sus habitantes  tránquilos y transmiten sosiego. No tenemos buen lugar donde ubicar la cámara, por lo que aplazamos lo del time-lapse para mañana.Tengo la impresión que hoy también voy a pasar una buena noche.

Massat - Ax-les-Thermes.  3-08-17.  54kms. 


Desde el alto donde se encuentra el camping tenemos una vista privilegiada del pueblo y los alrededores. Nos estamos levantando pronto contagiados por el horario fránces o porque nos estamos haciendo mayores, quien sabe. Bueno... Julio es el mas joven de todos nosotros.

En el pueblo tenemos otra boulangerie de guardia para nosotros y allí vamos a parar. El centro de Massat es muy pequeño pero encantador. También se está celebrando un pequeño mercadillo, no se si es que hay mercadillo todos los días en estos pueblos o da la casualidad que cuando llegamos se celebra uno. Alrededor de la plaza hay pequeños negocios con portadas y escaparates muy cuidados, dan ganas de entrar en cada uno de ellos. Son tiendas pequeñas, pero se ve que tienen mucho trabajo detrás.


Hoy toca otro puerto. No podía ser de otra manera. Julio nos ha preparado una ruta con pimienta. Todos los días hay un puerto y algunas veces dos. Ya desde la salida del pueblo se empieza a subir. No es un puerto duro y la carretera vuelve a ser agradable, estrecha y sin apenas circulación aunque no dejan de ser 13 kms aproximadamente de subida con alforjas, y eso siempre pica. Aquí y allá casas humildes pegadas a la carretera pero apenas vemos un alma. Invertimos gran parte de la 

mañana en subirlo sin grandes sufrimientos y al final viene el premio. La cima del col se abre hacia el siguiente valle ofreciendo una vista magnífica. Después de transitar  por una carretera estrecha en la que el horizonte se limita a la siguiente curva llegar a un sitio así, en el que tienes una vista despejada de casi 360 grados, es una gozada. Aquí aprovechamos para reponer fuerzas y comernos un par de mini melones que hemos traído. Hay gente, alguna excursión de chavales disfrutando de la montaña e incluso una manada de caballos que, mientras intentamos hacer alguna foto, nos echan de donde estamos en un par de ocasiones. Son los amos de estas cumbres y tienen derecho de paso y así nos lo hacen saber.

El descenso es largo y vertiginoso, sin muchas curvas y con mas kilómetros que la subida por lo que nos plantamos pronto abajo, buscando ya un sitio donde comer que, las horas que son, es ya tarde para la Galia. Pero tenemos suerte, nos topamos a pie de carretera con un restaurante con terraza y 
nombre sugerente 'Le Bistrot'. Solo hay una mesa ocupada terminando de comer y mandamos a nuestro interprete particular (este viaje habría sido mas difícil sin nuestro hombre de las mil lenguas, Chema, que nos facilitaba todas las relaciones con los hosteleros galos) que nos confirma que nos darán de comer. Lastima que el nombre no acompañe la cocina y comemos de batalla, incluso pensamos que alguno de los filetes que nos sirven han madurado demasiado. No nos quejamos demasiado, hemos comido, tomado algunas cervezas y ademas el interior del bar es un poco kitch, con aires a bar americano de los 50.

A partir de aquí, poco a poco la carretera va ganando tráfico y después de aprovisionarnos en un super al lado de la carretera, el cambio de ambiente va siendo notable. Ya no se disfruta tanto del viaje. Además del calor que hemos empezado a notar después de bajar del puerto, soportamos el ruido y los coches muy próximos ya que hay algunos tramos en los que no hay arcén. En uno de los repechos no podemos evitar parar en una especie de kiosko a tomar unas coca-colas, sentados como podemos en un balancín roñoso y tratando de protegernos del sol.

Antes de llegar a nuestro destino, dejamos la nacional para meternos por una carretera de servicio y el cambio es brutal, podemos volver a circular en grupo, hablar y pararnos si nos da la gana. Empiezan
las chanzas sobre el diseño de la ruta. El Moreno nos había preparado una alternativa a esta por Francia que, al parecer, transcurría en gran parte por autovías. Cosas del google maps. No deja pasar la oportunidad de poner en valor la suya. 'Al menos en la mia había arcenes'. 'Al menos en la mia había doble carril'.

El camping de Ax-les-Therms (La Marmotte) es grande, nada que ver con los camping sencillos que hemos frecuentado hasta ahora. Montamos tienda y vamos al bar a tomaros unas cervezas. Hoy tampoco parece ser un buen dia para el time-lapse. Al ver las hamburguesas que se están zampando un grupo al lado nuestro decidimos probarlas. Pero el dueño del bar ya ha echado la tarde con ese grupo, (20:30h¡¡¡) y ya no tiene ganas de trabajar mas. Nos dice que no le quedan hamburguesas. Asi que volvemos a nuestra parcela, en las afueras casi del camping (tranquila es desde luego) a cenar de picnic otra vez.

Ax-les-Thermes - Puigcerdá. 04-08-17. 60 kms.



Mantenemos la sana rutina de levantarnos prontito. Después de estos años haciendo cicloturismo todos empezamos a darnos cuenta que para esta actividad es importante. Ha sido algo gradual. La primera vez que viajé con Alucheros había dias que nos poniamos en marcha a las 12 y pico. Las mañanas eran un 'como me despiertes pronto te crujo' quizás no de hecho pero las miradas también matan. Ciclabamos (creo que me acabo de inventar este verbo) una hora, hora y media y parábamos a tomar una cañita, comida y quizás un poco de siesta. El grueso de la etapa por la tarde. Ahora nos da tiempo, en muchas ocasiones, a ventilarnos mas de la mitad de la etapa por la mañana. A mi así mentalmente me gusta mas. Y a mis compañeros ya hace 2 años les noto que también.


Desayunamos en el restaurante-pastisserie-boulangerie-trattorie todo a la vez, que hay en frente del camping. Ningún desayuno nos ha decepcionado en este lado de la frontera.

Atravesamos Ax-les-Thermes, otro pueblo turístico, aunque tiene pinta que su apogeo es en invierno con la nieve, las termas...Ya en el pueblo empezamos a subir. Hoy toca Puymorens, un puerto con altitud respetable. La carretera vuelve a ser bonita. Después de dejar el pueblo se va encajando en un desfiladero con rio a nuestra derecha pero..... es la via de entrada a Andorra y a España, el tráfico es denso y sobre todo atronador. Como vamos subiendo y los coches también, la sensación de peligro ya no es protagonista. Los coches ya no van tan deprisa, pero el ruido no nos deja saborear la ascensión, el rio, las montañas a derecha e izquierda que paulatinamente empiezan a coger altura. Tenemos la esperanza que cuando lleguemos al desvío que lleve a Andorra la cosa se tranquilice. Paciencia.

Hacemos algún alto para refrescarnos en el rio, para coger agua en alguna población, para picotear algo, para hacer alguna foto. Esta carretera en algunos puntos es de doble carril, lo que alivia la presión de los coches, pero atraviesa algunas poblaciones y eso no tiene solución entre montañas.

Así seguimos hasta el pueblo de L´hospitalet-la Andorre, donde paramos ya a las 3 de la tarde en un pequeño bar donde leemos que hay bocatas. Hay algún malentendido con Victor y Chema, ellos creen que vamos a comer mas adelante y es cierto que hemos hablado de comer en el puerto, pero nosotros tres damos por sentado que las horas que son hay que comer aqui, asi que ellos al principio apenas comen, hasta que nos ven llegar con los bocadillos y las cervezas. Hay algún malentendido tambien con las camareras del bar. Discrepamos de lo que es una cerveza fria. Menos mal que no nos cobran las cervezas del tiempo y nos ofrecen otras en botella que tienen en otra nevera, pero estas son ya cervezas serias, no apropiadas para continuar pedaleando (7º o más).



De aquí al desvío de Andorra no queda mucho y después de aprovisionarnos de agua en una fuente generosa, encaramos los últimos kilómetros de este puerto, alguno de ellos los mas serios en porcentajes. Es verdad que después del desvío a Andorra vuelve la paz. El tráfico disminuye drásticamente. Y es ahora cuando realmente podemos apreciar donde estamos...¡atravesando Pirineos! 30 kms después de iniciar la etapa esta mañana coronamos. Creo que es el puerto más largo que he subido nunca hasta ahora. Lo que nos rodea ya es un paisaje de cimas despejadas de vegetación, de alta montaña. El cartel del puerto esta en una explanada que sirve de descansadero a alguna autocaravana, una de ellas podría estar en un museo. Los dos jubiletas que estan sentados a su lado, contemplando el espacio ante ellos, me dan un poco de envidia por el sosiego que transmiten.

Bueno, pues todo lo que sube baja. Y eso hacemos nosotros. El descenso también es muy bonito y lo hacemos casi del tirón. Llegamos a Puigcerdá casi 2 horas después. Y es curioso lo de este pueblo, en realidad son dos. Uno en la parte francesa y otro en la española. Uno es Bourg-Madame y otro Puigcerdá. Entramos por Bourg y vamos buscando el camping 'español' porque es el que nos dejará mas cerca de nuestro inicio de la etapa de mañana. El paso de la frontera lo hacemos por un camino de tierra entre uno de los campings de Bourg y una finca vallada, lo que le da a los últimos metros un aire clandestino, parecemos contrabandistas en un paso fronterizo por el bosque. Ya en el camping Stel comprobamos que entramos en tierra de aprovechados. Quieren que cojamos 2 parcelas para las 5 tiendas individuales que llevamos. Optamos por pillar un bungalow, es solo un poco mas caro y nos vamos a ahorrar el montaje y desmontaje de tiendas.

Después de las preceptivas cervezas volvemos a cenar de hornillo. Tampoco visitamos el pueblo. Impresionante lo de este viaje.

Otro día mas sin time-lapse.

Puigcerdá-Ripoll. 05-04-17. 66 kms.


Salimos prontito de nuestro camping pijo. Todavía me sorprende la disciplina con la que la nuestro pequeño grupo se despereza este año. Todos respetan el toque de diana, asi que estamos prontito desayunando en la primera cafetería-pastelería (Forn Moyá) que encontramos. Desde la terraza podemos ver las moles que tenemos enfrente, matizadas por la calima. Es lo que nos espera hoy, dos puertos en uno, y la visión desde el pueblo nos infunde respeto. Aparecen enormes allí enfrente.

La salida del pueblo la hacemos por una especie de carretera de servicio, muy usada por ciclistas, que nos aísla de la nacional. Pero dura poco y tenemos que volver a la nacional durante un tramo que tampoco dura mucho. En seguida la dejamos para tomar la carretera que nos subirá a la Molina. Hoy hace calor. Nuestro primer día en España y volvemos al calor, no ha sido un buena bienvenida. La carretera después del pueblo de Alp pica para arriba y la temperatura no nos ayuda. Pronto el grupo se estira y Chema y Victor se despegan, los demás vamos penando con la sensación de que el asfalto hoy está pegajoso y no nos deja avanzar. Nuestro único consuelo es el río que tenemos a la derecha, pero solo refresca nuestros oídos. No podemos evitar el hacer alguna parada, mojarnos  los pies y empapar las bandanas para mitigar el calor.



En el pueblo de La Molina paramos en una zona recreativa con una fuente natural. El agua que sale de ahí es una gloria para nuestros cuerpos recalentados. Además es famosa en el lugar, viene mucha gente a llenar garrafas, coches con bidones, todo el mundo nos dice que ese agua es única en la región. La verdad es que tienen razón. El agua es fresquísima. Rellenamos bidones y botellas, nos remojamos varias veces y volvemos a la carretera.

Avanzamos hacía la estación de La Molina, que en realidad son tres, una tras otra separadas por algunos metros de carretera, con algunas rampas que nos hacen darlo todo. Veo a Julio y More que se paran a comer una barrita, están un poco pajarines pero lo han detectado a tiempo y paran a reponerse. Les sobrepaso a buen ritmo y les digo que yo continuo, que si no pierdo el ritmo. Pero a los cinco minutos pago mi soberbia y siento casi de manera repentina que me he vaciado y tengo que parar. Me devoro una barrita como si fuera un entrecot y un poco mas adelante Victor me da algunos frutos secos y pipas. En la última estación encontramos una tienda y un poco mas adelante un oasis en medio de la montaña abrasada. Una pequeña ermita en medio de la estación con cesped y un enorme pino dando sombra a la pradera. Un sitio ideal para comer y echarnos una siestecita. Es curioso, pero nadie con quien hemos hablado hoy conoce el siguiente puerto, La Creueta, parece que el puerto termine aquí. Puede que lo conozcan con otro nombre, pero es extraño porque es puerto de vuelta. Así que después de la siestecita reanudamos hacia terra ignota, hacía el puerto que nadie sabe que está ahí.

Aquí comienza la parte más bonita de esta ascensión. El paisaje va volviéndose mas pelado, más despejado conforme nos adentramos en la altura en la que la nieve debe ser la única protagonista en invierno. Llegamos a un momento en el que solo hay silencio y una estrecha carretera que ondula a través de la montaña, flanqueda por las estacas blancas y rojas que marcaran a los quitanieves el camino cuando todo sea blanco. Y allí al fondo divisamos un puntito que se acerca y que nos es familiar por su forma. Normal, es una bici con alforjas, y su jinete se para contento a charlar con nosotros. Está feliz de encontrar a alguien que hace lo que el y se sorprende un poco de encontrar un grupo tan numeroso como el nuestro. Es vasco y viaja de esta forma muy a menudo, casi siempre solo, todo un profesional del cicloturismo. Charlamos unos minutos allí en medio de la carretera y nos despedimos deseandonos lo mejor.


Me adelanto un poco con intención de sacar fotos para cuando lleguemos a la Creueta pero pronto bajo el ritmo. El silencio ya no es tal, hay un rumor de fondo que se va definiendo hacia algo metálico, no logro identificarlo y allí, en la loma que tengo enfrente, me parece ver como riachuelos o torrentes que se dibujan blancos contra el fondo pardo de la montaña. Pero no es agua lo que veo, y según me acerco y en un giro de la carretera que deja la loma a mi izquierda, descubro que lo que parecía agua son en realidad miles de ovejas ascendiendo por la montaña en  filas que se ramifican en infinidad de hileras según los animales van encontrando paso a través de los matorrales o las rocas que se interponen en su camino. El ruido metálico son los miles de cencerros que mantienen localizadas a las ovejas sonando casi al unisono. Es impresionante ver a los perros trabajar con los grupos que se dispersan, como los rodean en movimientos que me recuerdan a lo que he visto hacer a los lobos en los documentales cuando cazan y las devuelven al grupo.

Hay un mastín enorme que parece ser el líder y aparenta dirigirlos a todos. Ni rastro del pastor. Me paro a hacer una foto pero veo como el mastín se aproxima paralelo a la ligera valla que separa el prado de la carretera por donde voy y enseguida leo que no quiere que me estè allí. Es su territorio y quiere que me marche. Un par de ladridos me lo dejan claro, asi que renuncio a la foto y continuo hasta que llego a la siguiente curva y el perro se olvida de mi. El vallado termina allí y su territorio también. Voy a continuar pero oigo que el perro reanuda sus ladridos por lo que me asomo otra vez a la curva y veo al Moreno con el mastín a su lado, siguiendole. Ha salido del vallado y esta pegado a su pedal, ladrando con fuerza pero respetando quince centimetros de distancia. Veo la sonrisa nerviosa del Moreno congelada en su cara y los dientes agitarse en la del perro y le grito que no se pare, que continúe tranquilo (que fácil decirlo desde la distancia). En el mismo punto que me dejó a mi, el perro se da la vuelta. Ya no estamos en sus dominios, ya no le interesamos. El Moreno se para y suspira 'Lo he pasado realmente mal, no recuerdo haber pasado tanto miedo nunca'. Julio y Chema nos cuentan después que han estado charlando con el pastor, con el perro entre sus rodillas, acariciándole, y él moviendo el rabo (el perro) como si fuera una dulce criatura . Curioso. El pastor les ha contado que lo que hemos visto son mas de 3.000 ovejas, y que hace algunos años tenía mas y en cada valle había un rebaño como el suyo. El pastoreo no es muy rentable y exige mucho sacrificio, no hay ayudas. Su oficio se muere.

Ya no nos debe quedar mucho para coronar el col, vamos buscando el cartel para la foto de rigor, pero ni rastro. Y la carretera empieza a descender suavemente. Preguntamos a un ciclista donde queda y nos dice que no hay, se han cansado de reponerla. El viento se la lleva a menudo y ya han desistido. Pues nada que se le va a hacer. El puerto más bonito de este viaje no va a tener hito fotográfico. Desde este punto mas alto la vista es despejada, vemos al fondo un mar de montañas que se difuminan en la distancia. Es un mar que parece agitado por las crestas de las cumbres que se pierden en la lejania.

Todo lo que queda de etapa va a ser un descenso de unos 30 kms. Un descenso que disfrutaremos por la belleza del paisaje (esta cara nos parece mas bonita que la que hemos subido) pero que sufriremos por las horas que llevamos encima de la bici.

En Ripoll, atravesamos el centro y una zona de bares y restaurantes muy cuqui donde nos imaginamos que tendremos nuestro merecido avituallamiento de etapa. Equivocamos el camino hacia lo que creemos que es un camping y nos tragamos un par de cuestas de porcentaje imposible antes de que un paisano nos pregunte donde vamos. No somos los primeros que pasamos por alli buscando algo que no existe, nos dice. Antes habia una colonia-albergue de vacaciones un poco mas arriba, pero hace años que está cerrado. Retomamos la general y vamos hacia el que creiamos que era el segundo camping de la ciudad, que resulta ser el único y a las afueras.

Las instalaciones del camping son antiguas pero las parcelas están muy bien, estan en una gran pradera  y sin mucha ocupación. Había previsión de lluvias pero parece que han pasado de refilon.

Cogemos las bicis para llegarnos al pueblo a cenar. Es un poco tarde como siempre. En las calles de la entrada vemos 2 terrazas bastante concurridas.... Can Torres. El nombre tipicamente catalan nos hace acercarnos pero parece un bar normal y corriente (sepia, oreja y demás) y que esté regentado por chinos nos hace recelar, ibamos buscando algo mas tópico. Pero el More quiere quedarse, 'si hay gente es bueno', dice....Chema le pregunta a uno que acaba de levantarse que tal se come. 'Pues bien¡ los chinorris se lo curran bastante bien'. La hora, la convicción del More y la opinión del Neng nos hace quedarnos. La cena no nos emociona, el espíritu chino se refleja en las raciones, barato y calidad mediocre. Pero las camareras chinas nos hacen pasar uno de los mejores ratos de este viaje. No me había encontrado nunca a un chino cachondo.
- 4 cervezas y una clara
- Clara?
- una clara
- Una clara?¡. (cara de sorpresa, ojos mas achinados todavia, extañeza)
- Cerveza con casera¡¡
- Ahhh una calala¡ (cara de felicidad)
- eso, una calala¡¡¡

Nos partíamos con la confusión. Y después con los platos combinaos... 'aquí estan los huevos¡¡¡ los mas glandes pala ti¡¡ (colocando el plato delante de Victor) ' de lo que se come se clia' . Pedimos la cuenta y mirando divertida al More que estaba en las últimas.. 'vuestlo amigo se está dulmiendo' y nos trae la nota dobladita..... 'No milal la cuenta, solo el final, solo el final' con una sonrisa de picara que nos hacía doblarnos en la silla.

Pues volvemos al camping a planchar la oreja, que la verdad estamos agotados, en una noche con una temperatura super agradable. Menos mal que nos hemos traído las bicis. El regreso se nos habría echo largo de no ser así.

Otro día mas sin time-lapse.

Ripoll - Santa Pau. 06-08-17 - 40 kms.



Estamos echando de menos Francia. El desayuno en el restaurante del camping no tiene nada que ver con los que hemos disfrutado hasta hace dos dias . Bienvenidos a España ¡¡ .


Mientras buscamos el monasterio de Ripoll, cuna de la lengua catalana, nos sorprende que la escenografía independentísta no está tan presente como cabría esperar....hasta que llegamos a la plaza donde está el monasterio. Allí también se encuentra el ayuntamiento y una gran estelada cuelga de sus balcones.

La plaza es un lugar amplio y agradable presidida por el Monasterio. A través de una cristalera podemos ver su  magnífico pórtico románico. Intentamos acceder para verlo de cerca pero hay que pagar por una visita completa que no nos apetece hacer, así que dejamos la plaza en busca de la via verde que nos sacará del pueblo.

Pedaleamos perezosamente por la via verde, muy transitada por la gente del pueblo. Es domingo y se nota. En un periquete estamos en San Joan de las Abadesas. Su monasterio es único por haber sido regido por una serie de abadesas a partir del s.IX. Este si le visitamos, es barato y haremos tiempo antes de comer. Nos deja un poco fríos, yo lo encuentro más bonito por fuera que por dentro.

Cerca del monasterio nos sentamos a comer unos bocatas en el bar Centre, en la plaza del pueblo. Los bocatas son de buena calidad y allí echamos un par de horas mientras dejamos que pase una pequeña tormenta que nos deja solo unas gotas, pero que espanta el bochorno que amenazaba la etapa de la tarde. Todo esta cerca en este pequeño pueblo y a un paso de donde hemos comido visitamos los restos de una antigua iglesia en ruinas pero que conserva la portada y un poco mas adelante un soberbio puente gótico, que se ve restaurado, pero no por ello ha perdido su encanto.

Cuando vamos a salir una chica nos para, ha visto mi maillot de Alucheros del Pedal y nos cuenta que ha seguido muchas de nuestras rutas. Le encanta haberse encontrado con nosotros en una de ellas. Le contamos que hemos dejado de mantener la pagina y vamos en plan menos corporativo. Cosas que pasan. A mi no deja de sorprenderme el impacto que ha dejado la página de Alucheros del Pedal por todo el pais y aún hoy todavía llegan correos pidiendo información, como unirse al club, detalles de alguna ruta....Pasado.


Salimos del pueblo para encarar el col de hoy: Sentigosa. Sobre el papel nada serio, pero hay que subirlo. La carretera está en muy buen estado, apenas hay coches y no tenemos el calor que teníamos antes de comer. Pronto estamos arriba y después de la foto de rigor iniciamos un largo descenso hasta Olot. Disfrutamos de este tramo aunque el cielo amenaza lluvia.


Después de atravesar Olot tenemos que subir un repechín que va a ser el que se nos atragante. La carretera ahora está mas transitada, es una zona turística y nos obliga a estirar el pelotón. Eso hace siempre el viaje mas monótono y son unos 7 kms en los que penamos porque, después de Olot, nosotros ya nos situábamos mentalmente acabando la etapa.

Por fin la carretera suaviza, nos ha empezado a llover aunque es un chaparrón que pasa pronto. Pasamos un par de campings pero el nuestro es el mas cercano a Santa Pau, ya en pleno descenso. Desde la carretera podemos ver las inconfundibles formas de los viejos volcanes que salpican esta zona. Están suavizados por el paso del tiempo y la vegetación que los cubre, pero su perfil achatado en la cumbre, en lo que es el crater, los identifica claramente. Dejamos atrás este pueblo que visitaremos mañana. La vista de la villa desde la carretera es de lo mas evocadora, conserva su carácter medieval claramente.

Llegamos al camping Can Patxet y nos registramos. La recepción es muy humilde y el camping muy barato. Tiene una pequeña piscina y una terracita que vamos a aprovechar antes de que el dueño-encargado-camarero del camping cierre el bar. Mientras pedimos unas cervezas aparece un personaje por el bar que se interesa por nosotros..... 'de donde venimos, de donde somos, que chulo lo que hacéis, yo soy de los vuestros, ahora no puedo hacerlo'... el tipo habla muy deprisa, huele a alcohol, nos invita a una ronda y se sienta con nosotros 'bueno ¿que? contarme...' Que le contemos el ¿qué? Nos miramos un poco violentos, no sabemos que pretende que le contemos. Una pareja de cicloturistas se ha registrado casi al mismo tiempo que nosotros, y aprovecho una pregunta que me hacen para sentarme un rato con ellos. Perdonarme chicos, os dejé solos con el pesado del camping.

Después de un par de rondas vamos hacia la zona de tiendas. Antes, tenemos que atravesar la zona de caravanas y mobil homes. La sensación es como si atravesaramos un poblado chavolista, con la gente sin camiseta y los niños en bañador y cangrejeras. Todas las caravanas pegadas unas a otras, sin espacio entre ellas, música, el sonido de los televisores, algunos saliendo al camino a mirarnos.... bautizamos la zona como la de las 3000 viviendas. Cuando salimos de alli, apenas 50 metros, la sensación es de alivio ante el espacio abierto y despejado que forma la zona de tiendas. Que descanso para la vista.

Nos situamos al final de esa explanada, está anocheciendo y montamos las tiendas casi a oscuras. Cuando miramos hacia la otra parte podemos ver en contraste el barullo de caravanas iluminadas como si fueran los suburbios de una ciudad vistos desde el campo que la rodea.

Mañana vamos a tener una jornada sin bici porque queremos visitar Santa Pau y hacer una ruta por alguno de los volcanes por lo que teniamos previsto pasar dos noches aqui. Pero las 3000 viviendas son demasiado para Julio, el no quiere quedarse aqui, dejar sus cosas aqui mientras hacemos senderismo, volver aqui y bañarse en la piscina con el cani de Cornella que nos ha recibido rondando cerca. El More y yo intentamos convencerle de que, aparte de la zona de caravanas, el camping no esta del todo mal, nuestra zona es tranquila, esperemos a mañana a ver como va todo. Mientras, un olor a estiercol empieza a percibirse claramente, proveniente de alguna de las granjas cercanas. La visita a las duchas del camping no es mas alentadora. Dos duchas y dos baños para todo el camping. Cuando salgo de ducharme, el More ya está charlando con Julio sobre volver a alguno de los camping que hemos dejado atrás. Yo no encuentro argumentos para rebatirlo. El olor y las duchas no ayudan. A Chema y Victor les da un poco igual. Mañana dejamos el camping.

Otro día mas sin time-lapse.

Santa Pau - Santa Pau. 07-08-17. kms sin definir.

El dueño-encargado-camarero del camping está un poco extrañado de la inesperada partida. Hemos recogido las tiendas y nos sentamos a desayunar en el bar del camping. El desayuno es toda una experiencia. La terraza está llena de gente de los alrededores comiendo callos, butifarra, pan con tumaca, dando buena cuenta de botellas de vino...un ambientazo. Y no es para menos. Nos pegamos un festín desayunando. El bar del camping debe ser una referencia en la zona.


Desandamos la carretera y visitamos Santa-Pau. El pueblo todavía esta tranquilo y disfrutamos del paseo por sus miradores, sus callejuelas, dejándonos atrapar por su encanto medieval. No hay duda de que es un lugar bonito y bien conservado. Antes de irnos, nos metemos en una tienda a comprar algún vivere, y nos sorprende el mobiliario de los años 40. La tienda está casi desabastecida, pero da la impresión de no haber cambiado en 80 años. La dueña, una señora ya mayor, nos cuenta que está a punto de jubilarse y cerrarla y que, efectivamente, la tienda no ha cambiado desde que sus padres la llevaban. Es la tienda a la que acudía todo el mundo en el pueblo y vendía de todo. Nos muestra la zona de mercería, donde vendía aceite, bacalao, legumbres, vino....un autentico colmado. Si estuviera repleta de mercancías, sus estanterías con productos, un poco mimado su aspecto vintage autentico, por si sola sería una atracción en el pueblo. Pero la señora ya no tiene fuerzas para seguir adelante sola, la cerrará pronto,nos cuenta.

Subimos lo bajado ayer, hacía el camping donde vamos a dormir hoy. Es un camping de primera, con una entrada lujosa, y hace ostentación de organización, con personal de seguridad y recepción comunicados por walkies, picadero, restaurante, pulseras tipo festival que le identifican a uno... y  cola para entrar, que le dan el aire de sitio con éxito. Camping Ecologic Lava. Después de esperar casi 30' para entrar y sablearnos, nos úbican en una lugar, digamos, agreste, en un sitio elevado sobre resto de parcelas, en el comienzo de un hayedo que limita con el camping. 'Así no os molestarán los niños' nos dice el tipo que nos ha guiado por el macro camping abarrotado de gente. La verdad que el sitio, aunque un poco salvaje, es tranquilo, apartado de la muchedumbre. Julio y Chema vuelven a retomar el tema del time-lapse y.....¡¡lo van a hacer ¡¡ Colocan la cámara en un punto elevado y Chema nos pide naturalidad. Montamos las tiendas y la verdad me olvido de la cámara pensando en la piscina y en la cerveza que me voy a tomar seguidamente. Mi primer time-lapse y yo pensando en una cerveza.

Nos bañamos en la piscina y tomamos unas cervezas en la terraza que hay al lado. Las cervezas también tienen precio de festival pero están frias, y estamos dispuestos a que no nos falte de nada en nuestro día de descanso de bici.

Visitamos el volcan Santa Margarida, que está al lado del camping. Nos viene estupendo porque el Moreno no habría podido hacer algo mas largo con su pié maltrecho. Es el mas famoso y solo tenemos que andar una media hora desde el camping por una senda bien marcada.

Cuando llegamos a la cima, el panorama es espectacular. Un enorme cráter se abre a nuestros pies y en el fondo una ermita. Bajamos y nos impregnamos de la calma que impera en el lugar. Nos dirigimos al centro del cráter para tener una perspectiva completa desde dentro. En pocos lugares se podrá tener esta experiencia de estar en el medio de un crater. Hay otra persona sentada allí en el centro que, según nos acercamos, nos resulta familiar sin saber todavía porqué. El levanta la vista y nos saluda, es el cicloturista que nos encontramos en la Creueta. Nos saludamos efusívamente y nos contamos un poco lo acontecido desde nuestro último encuentro y un poco nuestra vida. No entendemos muy bien la ruta aleatoria que lleva, pero es que no lleva ni prisa ni etapas prefijadas. Nos despedimos. El todavía quiere visitar un hayedo que hay cercano y nosotros queremos llegar a cenar a un restaurante del lugar prontito, para pegarnos un pequeño homenaje.

El restaurante elegido está cerrado, es lúnes y descansan. Nos quedamos en el del camping, restaurante Lava. No tenemos suerte. No tienen la mayoría de las cosas que pedimos, la carta es un lío con los platos que ofrecen por un lado y las guarniciones por otro, cada uno con su precio, la camarera un poco despistada y lo peor de todo, sin cerveza. Se les ha acabado. No entendemos esto último. Estamos a poca distancia de Olot y Banyoles, cualquiera podría reponerla en un momento, cualquier cosa antes que dejar un bar sin cerveza. Los platos que pedimos tampoco son gran cosa ni en cantidad ni en sabor. Nos vamos decepcionados.

Subimos a nuestra atalaya con el camping ya casi en silencio y el bosque a nuestra espalda. Amenaza noche de lluvia y empezamos a darnos cuenta que quizás no sea tan buena ubicación. Si llueve vamos a tener agua corriendo por la ladera que tenemos detrás. Un vistazo al suelo que pisamos y el frontal me descubre un mundo vivo en la hojarasca del bosque. Mucho movimiento que decido ignorar por el bien de mi sueño.

Santa Pau - Girona - 08-08-17. 41 kms



Han caído algunos goterones pero nada que nos haya hecho buscar otro refugio. Las tiendas del decathlon han vuelto a superar la prueba y eso que son las básicas. Los baños todavía sucios y la espera a que abran la recepción del camping nos lleva a la conclusión que es todo fachada.


Decidimos volver al camping de las 3000 viviendas a desayunar. El dueño-encargado-camarero nos mira con incredulidad: '¿pero no os habíais marchado?' Murmuramos una escusa y nos volvemos a sentar en la terraza a desayunar con parecido ambiente al de ayer. Vemos que alguno de los parroquianos tambien repite como nosotros. Hoy nos atiende la que parece ser la mujer del dueño que tambien es la cocinera. Nos contagia su entusiasmo cuando nos enumera las posibilidades que hay para almorzar. Alterna el catalán, el castellano y las disculpas por pasar de un idioma a otro sin darse cuenta. Nos cuenta de donde son los huevos, los callos, la panceta, la butifarra, como lo cocina....salivamos escuchandola. No nos decepciona. Nos vamos de allí pensando que es el sitio donde mejor hemos comido, y eso que han sido solo desayunos. Que te sirvan panceta salpimentada con trufa es otro nivel.

Retomamos la carretera, poco concurrida a estas horas lo que agradecemos y pedaleamos por un paisaje agradable, suave, sin grandes elevaciones, con un ambiente mas bien fresco. Esta nublado y eso atempera el ambiente. Según avanzamos tenemos la sensación que la tormenta anunciada para la noche pasada y que no se materializó, nos va pisando los talones. A veces nos hace ponernos los chubasqueros y en unos minutos nos los tenemos que quitar.

Pronto llegamos al lago de Banyoles. Antes de entrar al pueblo visitamos la iglesia de Santa Maria de Porqueres, románica, y rodeamos parte del lago para después atravesar Banyoles. Antes de salir Victor sugiere que nos sentemos en algún lado a comer. Pero es pronto y no le hacemos mucho caso. Media hora después y en medio del campo, nos empieza a entrar hambre. No hay nada en los pequeños núcleos que atravesamos, por lo que empezamos a preguntarnos porque no le hemos hecho caso. Además el pueblo tenía, al parecer, un pequeño casco histórico que visitar. En fin. Se ve que estamos deseando llegar a nuestro destino y vamos con prisas.

Como siempre la aproximación a una ciudad es un poco pestosa. Las carreteras y los poligonos industriales siembran de obstaculos y revirajes nuestro camino. Ya caninos, paramos en el primer bar que nos encontramos al entrar en Girona, Ca L'Angel, y allí echamos un par de horas comiendo un menú y charlamos con el dueño que ha pasado alguna temporada en Cuba, por lo que encuentra puntos en común con Julio.

Nos queda solo un empujoncito, callejeamos un poco por Girona y nos cuesta encontrar el hostal, pasamos dos veces por delante de el sin encontrarlo. El encargado del hostal ha imaginado un plan perfecto para acoplar las bicis en diferentes puntos del hostal y lo consigue. Chico super amable, nos recomienda un itinerario turistico por Girona y un restaurante: el Bada Bing.

Girona es una ciudad preciosa y disfrutamos del paseo. Dudamos en entrar a la catedral por el precio, pero finalmente lo hacemos y no nos arrepentimos. Al acceder a la nave principal por un lateral, a uno le pilla desprevenido la inmensidad del lugar. Construida en una sola nave, el efecto grandioso se acentúa y te hace sentir pequeñito, insignificante. Lo mismo que debía sentir el pueblo en la edad media al acceder a la grandiosa casa de dios. El efecto es buscado y conseguido con un techo infinito y un espacio casi diáfano entre muros. Una curiosa exposición de maquetas muestra la evolucíón del edificio desde templo romano, iglesia románica y templo gótico.

Nos queda un paseíto por la muralla y una visita a alguno de los lugares en los que se grabó Juego de Tronos. La ciudad está abarrotada de turistas y el ambiente es masivo por la cantidad de gente deambulando por las estrechas calles. No encontramos el restaurante a pesar de estar en la dirección indicada por el encargado del hostal. Calle arriba, calle abajo, el bar parece haber desaparecido entre otros muchos que hay por doquier. Hasta que al fin a alguien se le enciende una luz. Nuestra cultura seriefila ha cambiado el nombre que nos ha dado el chico. No es el Bada Bin, el club que regentaban los Soprano. Es el Va de Vins. Nombre mucho mas adecuado para un bar sin duda. La recomendación resulta ser un acierto y nos ponemos ciegos de pinchos y vinos por un precio por otro lado bastante razonable.


Y eso es básicamente todo, porque terminamos comiendo unos helados en una plaza de la ciudad. Echamos de menos a Keko, que sin duda nos habría animado a un fin de ruta mas fiestero. O no...las rutas resultan ser siempre tan intensas que terminamos cansados y ya vamos teniendo unos añítos y la vitalidad no es la misma.

Al dia siguiente y después de un sueño bastante reparador, a los coches de alquiler para Madrid. Llevamos varios años alquilándolos a traves de la Mutua y la verdad es que sale muy barato. Paso el  el viaje en parte dormitando, parte en el coche con Victor y parte en el coche con Julio y More, por aquello de variar las convivencias en un espacio tan pequeño y durante tantas horas.


Hablando con Julio y More me doy cuenta que apenas tengo recuerdos del viaje. Ellos tampoco. Ha sido intenso, en el sentido de que apenas hemos hecho otra cosa que dormir en campings y montar en bici. Para eso sirve el escribirlo después, para revivirlo. Las fotos y los recuerdos que van surgiendo en las comidas que hacemos a lo largo del año completaran el cuadro.

Hasta el año que viene.















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